EL TERCER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: SANTIFICARÁS LAS FIESTAS.

Santificar las fiestas es oír mi se entera y no trabajar sin verdadera necesidad. El día más grande del año es el domingo de la resurrección del señor. Todos los domingos son una conmemoración de este gran día de pascua. En el Antiguo Testamento el día de fiesta era sábado. Pero los apóstoles lo trasladaron al domingo porque en este día resucitó nuestro señor. En los hechos de los apóstoles se nos cuenta que los cristianos se reunían los domingos para celebrar la Eucaristía "Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave".

En una época como la nuestra, que se inculca la responsabilidad personal los fieles decidirán, cada vez más coma por sí mismos coma sin ocasiones determinadas tienen justas razones para no ir a misa el domingo. El precepto de oír misa consiste en asistencia personal a la iglesia punto No satisface el precepto que la oye por televisión. Así recordó Juan Pablo II en su colosal documento. Además de la presencia física Es necesario estar presente también mentalmente, es decir, atendiendo. Una distracción voluntaria puede ser pecado. Si es prolongada punto las distracciones involuntarias no son pecado. El precepto de oír misa puede cumplirse el sábado por la tarde.

Quedan excusados de ir a misa los que tienen algún impedimento: una enfermedad que no permita salir de casa, un viaje que no te da tiempo de oírla, el vivir lejos de la iglesia más cercana, una ocupación que no puede abandonarse, por ejemplo: los que cuidan enfermos y no tienen quien lo sustituya.

Los domingos de fiestas de precepto hay que abstenerse de los trabajos que impiden dar culto a Dios. A no ser que sean necesarios para el servicio público o no se puedan aplastar. Está permitido trabajar en horas de caridad y apostolado.

Los libros buenos pueden ser también un provechoso descanso para los domingos y días de fiesta. Que completen tus conocimientos como tu cultura, tu formación religiosa. Un libro puede hacer mucho bien punto pero un libro malo mucho mal. Si alguno de estos viene a nuestras manos debemos destruirlo para que no haga daño a nadie.










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